El viejo reino de León, actor principal en la configuración de España como estado moderno y posterior imperio, ha sido una de las entidades políticas hispánicas menos estudiadas y peor comprendidas de cuantas han formado parte del mosaico histórico peninsular. Con más de 500 años de existencia, el desarrollo político, territorial y social de este reino a través de sus diferentes dinastías y contextos, dio lugar a realidades institucionales sin parangón en otros reinos hispánicos, tales como el Infantazgo.
Abordado desde interesantes perspectivas por algunos autores mayoritariamente extranjeros, su estudio ha sido una de las asignaturas pendientes en el ámbito académico nacional. Bajo esta voz de ecos arcaizantes, el Infantazgo nos remite a una institución alto/plenomedieval, exclusivamente femenina, que unía de manera indisoluble conceptos tales como gobernación, ejercicio de poder, reginalidad, patrimonio y continuidad dinástica.
Ideada y creada por el rey Ramiro II de León (931-951) para su hija la infanta Doña Elvira, el Infantazgo surge como una suerte de dote privativa que recae en algunos de los miembros femeninos de la casa real leonesa, y que aglutina el control efectivo de diversos monasterios, localidades y predios por parte de la cabeza del Infantazgo, la conocida como Dómina.
Exclusivamente reservada a ciertas mujeres de la dinastía, se ha pretendido ver esta mencionada figura como algo híbrido entre la designación directa por parte del rey y la heredad incontestada a través de lazos de sangre. Discutidos han sido algunos requisitos, como la soltería de la Dómina, condición indispensable para algunos cronistas e investigadores, y mera circunstancia o accidente para otros. Así, el Infantazgo ha resultado un tema complejo de abordar por parte de la academia, dado su carácter mutante en el tiempo y difuso en lo conceptual.
A caballo entre lo monolítico y lo voluble, esta entidad se presta a ser mejor conocida y clarificada desde un punto de vista más personalista que institucionalista, es decir, no tanto por sus características trasversales a sus dos siglos de existencia, sino por las particularidades y metamorfosis experimentadas a lo largo de la nutrida nómina de infantas y reinas que ejercieron el poder al frente del Infantazgo. Como una suerte de dinastía femenina, en paralelo al trono leonés, las distintas mujeres de la casa real que ostentaron la posición y título de Dóminas, fueron configurando esta institución, ampliando sus órbitas de poder, acrecentando el patrimonio y engrandeciéndolo desde el punto de vista cultural desde el incuestionable mecenazgo artístico por ellas ejercido, rasgo connatural al propio ejercicio del dominado.
Descubrir el elenco de Dóminas que jalonaron la historia de aquel “reino dentro de un reino” es adentrarse en la mixtura de poder y arte en la que tuvieron que moverse este grupo de mujeres a lo largo de doscientos años, asistiendo y participando a partes iguales de los inevitables cambios de un reino en constante crecimiento y renovación, y, en fin, siendo protagonistas silentes de las convulsiones sociales y políticas de una España en formación.
Diego Asensio García (León, 1989) es un escritor y gestor cultural español vinculado a la defensa del patrimonio como piedra angular de la cultura hispánica. Es licenciado en Publicidad, Derecho y Relaciones Públicas por la Universidad CEU San Pablo, y máster en Evaluación y Gestión del Patrimonio Cultural por la Universidad de Salamanca. Ha complementado su formación en las diversas ramas del ámbito patrimonial y cultural, destacando algunas como el estudio de las caligrafías hispánicas antiguas (Alcuino/e-Lea, Urueña), la obra, simbología y proyección de Jheronimus van Aken ‘el Bosco’ (Museo Nacional del Prado), y es especialista en el desarrollo legislativo e histórico de las primeras cortes europeas celebradas en León en 1188.
Junto con el Infantazgo, institución femenina por antonomasia del reino de León, y la propia monarquía leonesa, la celebración de las primeras cortes estamentales ha sido su principal línea de investigación académica, de la que han sido frutos las obras León 1188. Las cortes estamentales de Alfonso IX (Madrid, 2011. Premio extraordinario de su promoción) y, posteriormente, El Reino de los Cuatro Poderes. Libertad y Parlamento en León (León, 2013), un completo ensayo histórico-jurídico sobre el contexto, celebración e influencia de las primeras cortes como germen del parlamentarismo moderno, y que fue la primera obra monográfica publicada al respecto tras la inscripción de los Decreta de Alfonso IX de 1188 en el registro de la UNESCO como Memoria del Mundo, por ser el testimonio documental más antiguo del sistema parlamentario europeo, y la declaración de León como Cuna del Parlamentarismo.
De entre sus publicaciones destacan también Nasara. Estudios sobre la cultura mozárabe (Córdoba, 2018) o Esperanza. La obra de Magdalena Luque en la Diócesis de León (León, 2019), además de numerosos artículos en revistas y publicaciones académicas y divulgativas, y la película audiovisual Pulchra. Partitura de Luz (Salamanca, 2015).
Como gestor cultural y técnico de patrimonio, desarrolla su actividad en la Diócesis de León como Coordinador del área de Patrimonio Histórico-Artístico. En el ámbito expositivo, ha comisariado diversas exposiciones, a destacar De menores a Mayores. Patrimonio humano (Salamanca, 2015) o Nasara. Extranjeros en su tierra (Córdoba, 2017. I Congreso Internacional de Cultura Mozárabe), así como diferentes muestras y retrospectivas en la iglesia mozárabe/sala de exposiciones de Palat del Rey.
Ha especializado sus investigaciones en la cultura material (particularmente aquella de tipo librario) del viejo reino de León, como depósito de memoria e identidad, ubicando esta entidad política en el centro del discurso generador de España como estado unitario moderno y posterior imperio.