El contexto histórico de la rebelión de Pelayo

Esta conferencia trata de enmarcar la rebelión de Pelayo dentro de un marco cronológico y geográfico más amplio de lo habitual: la conquista islámica de Spania, el desmoronamiento del Estado visigodo y la sucesión de conflictos internos y reveses militares sufridos por el califato omeya a partir del fallido asedio a Constantinopla de 717-718.

A pesar de que, en ocasiones, ha sido descrita como una simple «escaramuza», la batalla de Covadonga trajo como consecuencia inmediata la pérdida de control del Califato omeya sobre el sector central de la Cornisa cantábrica, un hecho de unas enormes repercusiones históricas a largo plazo. Una derrota que, aun menor, se sumaba a la treintena de desastres militares acaecidos durante el reinado del califa Hishām ibn ʿAbd al-Malik (r.724-743), algo devastador para una potencia en expansión que se había mostrado invencible hasta entonces. Sólo por citar las sufridas en occidente ante los francos, caben destacar las derrotas musulmanas en Tolosa (721), Poitiers (732) y Berre (737).

No obstante, para el surgimiento del reino de Asturias, resultó igual de importante la conflictividad interna en el seno del imperio islámico que concluyó con la tercera fitna, la revolución abasí, el derrocamiento de la dinastía omeya y las guerras entre facciones árabo-bereberes de al-Andalus. La creciente presión fiscal sobre los pueblos sometidos, y el fracaso al integrar a los maulas o neoconversos en las estructuras políticas califales, desencadenaron la gran revuelta bereber iniciada en el año 740 que mermó de forma considerable las guarniciones islámicas en el valle del Duero. La llegada de Abd al-Rahmán I a la península en 755, y la creación del Emirato independiente de Córdoba,sólo abrieron una nueva etapa de enfrentamientos entre los conquistadores. No será hasta el año 791 cuando, poco después de la muerte del primer omeya andalusí y el ascenso de su hijo Hisham I al rango emiral, dio comienzo una devastadora sucesión de expediciones militares contra el recién nacido reino asturiano. Seis décadas que resultaron vitales para la consolidación de este núcleo de resistencia cristiano en el norte.