Gibraltar es un pequeño territorio ubicado en el extremo sur de la Península Ibérica, en la entrada del Mar Mediterráneo. Es conocido por el Peñón de Gibraltar, una formación rocosa emblemática que domina la región.
El territorio tiene una extensión de aproximadamente 6.7 km² y está estratégicamente situado en la entrada del Estrecho de Gibraltar, que conecta el Atlántico con el Mediterráneo.
Gibraltar fue cedido a Gran Bretaña en 1713 bajo el Tratado de Utrecht, como resultado de la Guerra de Sucesión Española. El artículo 10 de dicho tratado establece claramente que Gibraltar fue cedido como «propiedad de la corona británica» y «sin jurisdicción alguna territorial». Eso implica que el control británico sobre Gibraltar está estrictamente limitado a la ciudad y sus fortificaciones, sin extenderse al territorio circundante ni a las aguas adyacentes.
Además, la cesión fue sin soberanía, como se ve al comparar la fórmula de este artículo 10 «plena y entera propiedad … sin jurisdicción territorial alguna» con la del artículo 11, referido a Menorca, donde sí se cedió la soberanía: «todo el derecho y el más absoluto dominio».
Una colonia es un territorio que está bajo el control político y administrativo de otro país, generalmente situado a gran distancia. Históricamente, las colonias eran explotadas económicamente y no se les concedían derechos de autogobierno significativos.
Un Territorio No Autónomo (NSGT), según la ONU, es un territorio que no ha alcanzado un nivel pleno de autogobierno.
Los NSGTs están listados en la agenda de descolonización de la ONU, y su estatus es reconocido como una cuestión pendiente de resolución, normalmente por medio de la autodeterminación, integración en el estado al que pertenecía antes de ser colonizado, o la libre asociación con otro estado.
Gibraltar es considerado por la ONU como un Territorio No Autónomo, pendiente de descolonización. Este estatus implica que la comunidad internacional reconoce que Gibraltar no ha alcanzado un nivel completo de autogobierno y que su situación debe ser resuelta de conformidad con el principio de autodeterminación, tal como lo establece la Carta de las Naciones Unidas.
La descolonización de Gibraltar, según la Resolución 2353 (XXI) de 1967 de la ONU, debe ser el resultado de una negociación entre el Reino Unido y España.
La ONU considera que el estatus colonial de Gibraltar es incompatible con el principio de integridad territorial. Por ello, la resolución establece que cualquier proceso de descolonización debe respetar la integridad territorial de España, lo que implica que Gibraltar debería ser reintegrado al territorio español.
Además, la ONU no reconoció la validez del referéndum de autodeterminación celebrado en Gibraltar el 10 de septiembre de 1967, en el que la población votó abrumadoramente a favor de seguir bajo soberanía británica.
La ONU considera que este referéndum no cumple con las disposiciones del derecho internacional aplicables a la descolonización de Gibraltar, ya que no fue acordado por ambas partes y no respetó el principio de integridad territorial. Por lo tanto, la ONU sigue abogando hoy por una solución negociada entre España y el Reino Unido que tome en cuenta estos principios.
España reclama la soberanía sobre Gibraltar, argumentando que el territorio debe ser reintegrado a su territorio. Desde el punto de vista español, la soberanía británica sobre Gibraltar es un vestigio del colonialismo.
Sin embargo, la población de Gibraltar ha expresado repetidamente su deseo de permanecer bajo soberanía británica, y el Reino Unido ha declarado que nunca cederá Gibraltar ni negociará con España mientras los gibraltareños no lo acepten.
La comunidad internacional lo ve como un asunto bilateral entre España y el Reino Unido, y la ONU reclama un acuerdo negociado sobre soberanía entre España y el Reino Unido, que tenga en cuenta los intereses de los gibraltareños (aunque no sus deseos).
El Brexit ha planteado un importante desafío para Gibraltar. Aunque Gibraltar votó muy mayoritariamente a favor de permanecer en la UE, tuvo que aceptar el resultado mayoritario en el Reino Unido (lo que demuestra que Gibraltar no tiene ningún tipo de capacidad de autodeterminación).
La salida del Reino Unido de la Unión Europea ha arrastrado a Gibraltar, y tras el Brexit, se han negociado acuerdos específicos para mitigar los efectos sobre su economía y su relación con España, especialmente en lo que respecta al tránsito fronterizo y la cooperación económica y fiscal.
Sin embargo esos acuerdos son provisionales, y dependen de una negociación sobre la integración aduanera de Gibraltar en la UE, en la que la UE reclama un control sobre las fronteras exteriores de Gibraltar, que Gibraltar no acepta porque sería asumido por España.
España reclama la integridad territorial española, de acuerdo a las resoluciones de la ONU desde 1967. Gibraltar es una parte de territorio español colonizado por el Reino Unido, y no lo decimos nosotros, lo dice la ONU.
El Tratado de Utrecht establece la cesión del Peñón, pero el estatus de Gibraltar se definió en 1946, cuando a petición de la ONU, y de forma autónoma y soberana, el Reino Unido declaró Gibraltar de forma oficial como territorio no autónomo.
En 1963 Gibraltar fue incorporada a la lista de territorios por descolonizar, y en 1964 el Comité de Descolonización resolvió que España tenía derechos en ese proceso. Reino Unido se negó a negociar, y en 1967 la ONU resolvió (Res 2353 (XXII) 1967) que Gibraltar rompía la integridad de España y que debía negociarse la vuelta a la soberanía española.
Es falso. Gibraltar aprovecha y crece a partir del trabajo de los transfronterizos (representan 50% de su fuerza laboral), y su trabajo genera grandes beneficios a las empresas, e importantes ingresos fiscales a la hacienda gibraltareña. De hecho sin el trabajo de esos españoles, Gibraltar se paralizaría y su PIB caería por debajo del de La Línea, como ocurrió en los años 70, cuando la Verja estuvo cerrada.
Falso. En 1704 España se vio inmersa en una guerra civil, en la que una parte de los catalanes tomaron partido por los Habsburgo. La victoria de Felipe de Borbón arrastró a todos los territorios españoles al control de la dinastía Borbón, incluida Cataluña. Gibraltar fue una exigencia británica que Luis XIV de Francia forzó a aceptar a su nieto para obtener sus propias ventajas diplomáticas para Francia. De hecho, en 1700 Cataluña era más pobre que Andalucía, Galicia o Castilla. Tras las reformas borbónicas, y las políticas de los gobiernos españoles ‘centralistas’, en 1900 Cataluña era la región más rica de España. Qué «feroz colonialismo castellano» más raro ese.
La ONU ha negado todo derecho de autodeterminación a los habitantes de Gibraltar, ya que no son el «pueblo originario» sujeto de descolonización. Los auténticos gibraltareños son los españoles expulsados en 1704, que se desplazaron a San Roque, «donde residen los ciudadanos de Gibraltar». En 1967 el Comité Especial de Descolonización consideró el referéndum del 11 de septiembre ilegítimo y contrario a la legalidad internacional, y en 2002 el propio gobierno británico se negó a reconocer validez al referéndum del 7 de noviembre.