Artículo de Dña. Leyre Vicioso aparecido originalmente en El Debate el 1 de febrero de 2023.
En un contexto social marcado por el arraigo de la leyenda negra, cada vez cobran una mayor relevancia las organizaciones de carácter cultural encaminadas a fomentar el legado hispánico
«América no fue descubierta, ya estaba ahí antes de que el hombre blanco pusiera un pie en ella. Cristóbal Colón no realizó ninguna gesta histórica, sino que dio origen a uno de los más atroces genocidios de la historia de la humanidad. España arrasó civilizaciones mucho más avanzadas que la europea, destruyó incontables conocimientos y masacró a los indígenas. Impuso el cristianismo por la fuerza y robó el oro, la plata y los recursos de los pueblos originarios. No solo no debemos sentirnos orgullosos de lo que hicimos, sino que es necesario que pidamos perdón». Este es el relato que, hoy en día, se difunde y promueve desde numerosas instituciones españolas, desde la educación hasta la política. Cada 12 de octubre, el hashtag #NadaQueCelebrar se convierte en tendencia en las redes sociales, recordándonos los «horribles crímenes» que, supuestamente, nuestro país perpetró hace 500 años.
La leyenda negra antiespañola
Obviamente, el hondo calado de este mensaje no se ha producido solo en España, sino que se ha extendido por buena parte de la antigua América virreinal. Ya sea Andrés Manuel López Obrador exigiendo disculpas a España por la conquista de México, o la fuerte polémica provocada cuando Felipe VI no se levantó ante la espada de Bolívar en Colombia, la clase gobernante de los países hispanoamericanos parece sentir un notable resquemor hacia su antigua metrópoli. Entre los ciudadanos de a pie, la opinión al respecto no es muy diferente: predomina un cierto fatalismo, la idea de que su otrora gloriosa cultura fue destruida por un país de toscos barbudos ignorantes y mal organizados, que además olían mal.
Poco importa que Isabel la Católica prohibiera expresamente la esclavitud y otorgara a los nativos la condición de súbditos de la Corona y vasallos libres de la Monarquía Hispánica, o la fundación de numerosas universidades y hospitales por parte de los españoles. Tampoco parece tenerse en cuenta la subyugación de unos pueblos precolombinos a otros, o el hecho de que numerosas tribus se aliaran con los misteriosos invasores de allende los mares. O que, a día de hoy, más de la mitad de los sudamericanos tenga ascendencia indígena, mientras que en los territorios colonizados por los ingleses, los pocos nativos que quedan se hallan recluidos en reservas.
En los últimos años, empieza a adquirir fuerza un movimiento orientado a buscar la verdad y combatir estos prejuicios
Sin embargo, pese a la repetición constante de la denominada leyenda negra antiespañola, en los últimos años empieza a adquirir fuerza un movimiento orientado a buscar la verdad y combatir estos prejuicios, así como a reforzar los lazos existentes entre España e Iberoamérica. Se trata del hispanismo, un concepto que, si bien no es unívoco, puede describirse como un movimiento social con un alto contenido de revisionismo histórico que busca la expresión cultural del pueblo hispano, trascendiendo fronteras, ideologías y credos. No obstante, su definición es variable y muestra una amplia variedad de matices dependiendo del país y del enfoque que se le conceda.
Las asociaciones hispanistas
Con el fin de fomentar el hispanismo, han ido surgiendo una serie de asociaciones culturales sin ánimo de lucro, encaminadas a su estudio y promoción. Pese a lo que el nombre pueda indicar, no son exclusivas de España o de naciones del ámbito hispano, puesto que existen en numerosos países de todo el mundo. El principal ejemplo de ello es la Asociación Nacional de Hispanistas, fundada en Oxford en 1962 y compuesta por socios de diversas nacionalidades. También existen grupos encaminados a promover el estudio del castellano y la cultura española en países como Grecia, Dinamarca, Túnez e incluso China.
No obstante, donde cobran especial relevancia es en la mal llamada Latinoamérica, donde el discurso antiespañol se halla especialmente extendido. Numerosos dirigentes y miembros de dichos colectivos están de acuerdo en que sus opiniones todavía son minoría, y que el pensamiento más extendido en la mayor parte del continente se caracteriza por el resentimiento hacia España y una reivindicación un tanto exacerbada del indigenismo. Pero que no tienen en cuenta numerosos matices sobre la conquista y las posteriores guerras de independencia, que más bien merecerían la consideración de guerras civiles, y en las que los pueblos nativos se posicionaron mayoritariamente del lado realista.
Pese a estas circunstancias, en los últimos años comienzan a escucharse voces discordantes, además de un creciente mensaje a favor del legado hispano por parte de organismos culturales relevantes, tales como la Asociación Colombiana Hispánica, la Asociación Cultural Dionisio Inca Yupanqui, la Asociación Cultural México Hispano o la Sociedad del Patrimonio Cultural del Camino Real de Tierra Adentro. Daniel Pérez Mendoza, miembro de la junta directiva de la Asociación Cultural México Hispano, sostiene que el hispanismo se halla en un punto de expansión constante, y que hoy en día el debate se ha extendido al ámbito social, algo inaudito hace diez años.
Esta percepción es similar en el caso de Colombia, donde instituciones como el Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH) han comenzado a ofrecer conferencias sobre el legado hispano y el revisionismo histórico. Asimismo, según Mabel Sánchez, fundadora de las asociaciones ConociMundo y Colombia Hispánica, el desencadenamiento de una cierta persecución religiosa ha supuesto el inicio de una tendencia favorable a defender el catolicismo desde distintas perspectivas, en un claro efecto de «acción-reacción», lo que ha generado unión social y un mayor apoyo a la herencia española en su país. También ha recalcado el papel de Alejandro Ordóñez, antiguo procurador general de la nación; así como de antiguos miembros del partido conservador, como el ex-candidato a la presidencia de Colombia Pablo Victoria, que defendían y valoraban el legado hispánico.
Es de suponer que la apertura a estos ideales, así como el papel divulgador de las asociaciones culturales, permita un progresivo cambio en la mentalidad general de los ciudadanos de la Iberosfera. Algunos dirigentes de fundaciones culturales de esta índole han llegado a manifestar la intención de sentar unas bases para las generaciones venideras, realizando una labor que no se limita al ámbito histórico y divulgativo, sino que puede tener repercusiones sociales. Hugo Eliel, de la asociación peruana Dionisio Inca Yupanqui, ve la unidad de la comunidad hispana como una causa justa que perseguir mediante su trabajo: «El hispanismo ha empezado a penetrar poco a poco, y hay que seguir en esa línea, con el fin de lograr una Hispanidad unida en el futuro».
Si bien presentan notables diferencias en cuanto a su organización interna, área de influencia y objetivos a largo plazo, todas estas asociaciones se hallan unidas por una serie de elementos comunes:
- El aprecio por la cultura española y la búsqueda de la verdad.
- Un intento de reforzar los lazos históricos y culturales existentes entre los diversos países de habla hispana, así como entre estos y España.
- La celebración de eventos y actividades encaminadas a este fin, así como una comunicación sustentada principalmente en redes sociales.
- La colaboración habitual con académicos e historiadores que ayudan a recopilar, verificar y comprobar la información manejada.
- La ausencia de un sesgo político, ya que la mayoría de asociaciones cuentan con miembros de todas las posiciones existentes: liberales, conservadores, centristas e incluso pensadores afines al comunismo. No obstante, también hay organizaciones que tienden hacia posiciones políticas concretas, existiendo grupos cristianos, nacionalistas, monárquicos, de tendencia peronista, de izquierda ortodoxa o defensores de un hispanismo ateo, entre muchos otros.