Presidio: Soldados del Rey 

Resumen

Presidio es el título del primer volumen de la serie dedicada a los presidios españoles que se establecieron en el norte de la Nueva España y que fueron parte fundamental junto con las misiones en la conquista y cristianización de Norteamérica.

No es muy conocido el inmenso volumen de documentación que el imperio español generó a lo largo de su historia. A veces por desconocimiento y a veces por interés, muchos documentos han sido obviados, centrando la historiografía en un reducido número. La presencia indígena nunca fue omitida por la Corona española, que trató de integrarlos a la hispanidad como sus súbditos, esto requirió de la promulgación de leyes, reglamentos y ordenanzas que, a su vez, generaron un corpus documental digno de la más alta burocracia que los tiempos hayan visto.

Al inicio de la población española de la frontera norte, los presidios se establecían en un punto cercano a las misiones, un lugar próximo desde el que poder auxiliar rápidamente en caso de necesidad. Aunque los frailes nunca aceptaron la interferencia militar en sus establecimientos y esta se reducía a un soldado o a lo sumo dos, que vivían dentro de los muros de la misión a los que se denominaba mayordomos.

Esta política de misiones y presidios fue un éxito en la consolidación de los territorios próximos a la Ciudad de México, pero cuando el sistema expandió su red hacia el norte se inició el contacto con naciones indias menos civilizadas, mucho más agresivas y activas, que causaron enormes problemas al crecimiento de la Nueva España. Problemas que alcanzarían su máximo al norte del río Grande con los apaches, quienes frenaron totalmente dicha expansión. Durante la segunda mitad del siglo XVIII el único progreso territorial se produjo en la Alta California, precisamente donde los apaches no tenían presencia.

La presencia española en Norteamérica se mantuvo durante trescientos años, y durante gran parte de ellos el presidio fue la piedra angular de la defensa del territorio, no solo de la amenaza interior representada por los indios, sino de la exterior, de las potencias que ansiaban los territorios españoles de ultramar. Tres siglos en los que la institución presidial pasó, de una primera fase en la que la milicia popular era el elemento dominante, a una segunda de ejército profesional, y a una tercera dominada por los diferentes reglamentos impulsados por la dinastía borbónica, que intentaban equiparar a los soldados de la Nueva España con el resto de los ejércitos españoles en Europa.

En la realización de esta obra se ha contado con los documentos originales existentes, principalmente en los archivos más grandes como el Archivo General de la Nación en Ciudad de México, el Archivo General de Indias en Sevilla, y otros no menos importantes como el Archivo Franciscano y el Jesuita. La mayoría de los documentos han sido extractados, teniendo en cuenta la verborrea formal y legal que caracterizó siempre a los documentos españoles de época, y que es de poco uso e interés para el lector. En otros casos han sido resumidos, cuando la claridad expresiva del escribano no era una de sus cualidades, no hay que olvidar que la formación de quienes escribían no era siempre la mejor.

En cuanto a la bibliografía existente, son varias las obras que tratan este particular capítulo de la historia española, si bien es cierto que la mayoría ahonda en unos pocos documentos, principalmente del siglo XVIII, ya conocidos por todos. En este libro, se muestran otros documentos menos conocidos sobre los inicios del sistema presidial en América, que diversificarán el conocimiento que se tiene sobre él y sobre la importancia que tuvo para la hispanización y cristianización de Norteamérica.

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