Néstor Garrido examina cómo la manipulación del lenguaje se ha convertido en herramienta de control ideológico. Desde Marx y Engels, que sostenían que «las ideas dominantes son las de la clase dominante», hasta los movimientos actuales, el lenguaje ha sido instrumentalizado para resignificar conceptos como «libertad» o «justicia». Esta «neolengua» orwelliana, donde términos como «democracia popular» encubren realidades autoritarias, plantea una grave amenaza para el pensamiento libre. El autor cuestiona hasta qué punto la sociedad occidental podrá discernir esta manipulación y si las nuevas generaciones se someterán o se rebelarán ante estos nuevos totalitarismos.