El IPEG pide que se incluya el debate sobre el español como lengua de ciencia y tecnología en la agenda de la próxima Cumbre Iberoamericana

El IPEG pide que se incluya el debate sobre el español como lengua de ciencia y tecnología en la agenda de la próxima Cumbre Iberoamericana

Pide a los países hispanohablantes que aúnen recursos y estrategias para llevar a cabo acciones conjuntas como la promoción de revistas científicas indexadas en español. Según un informe de la Fundación Telefónica, el español es la quinta lengua en artículos indexados en español, con sólo el 0,24% frente al 97% del peso del inglés.

El IPEG también pide a los gobiernos de los países hispanohablantes que le reconozcan a los investigadores sus méritos académicos y científicos por publicar en revistas científicas en español.

También demanda un esfuerzo coordinado de todos los países hispanohablantes para desarrollar una Inteligencia Artificial en español

El español es una lengua global hablada por cerca de 600 millones de personas. Pero su peso científico es nulo comparado con el inglés. Según el Instituto Cervantes «la producción científica agregada de Estados Unidos, Canadá, Australia y el Reino Unido es siete veces superior a la generada por el conjunto de los países hispanohablantes».

Idioma español en el mundo

Para invertir esa tendencia el Instituto Panhispánico para el Español Global IPEG pide a los jefes de estado y de gobierno de la próxima Cumbre Iberoamericana que se celebrará en Quito (Ecuador) que incluyan en la agenda una línea de trabajo para fomentar el español en la Ciencia.

Desde el IPEG se es consciente de que la gestión del idioma común debe hacerse de forma compartida por todos os países hispanos, y para ello se necesitan de medidas e instituciones supranacionales que coordinen dichas políticas para apuntalar nuestra lengua como una verdadera herramienta global de comunicación. Entre estas medidas estarían:

Fomento de revistas científicas de indexación de artículos en español

Según la obra El español, lengua de comunicación científica, editado por la Fundación Telefónica y la editorial Ariel, en la base de datos SCI, que indexa 8.300 revistas especializadas de 150 disciplinas científicas, el 97% de sus más de siete millones de artículos publicados entre 2005 y 2010 está en inglés. El alemán es el segundo idioma, con un porcentaje inferior al 1%. Y el español aparece como quinta lengua, con un ínfimo 0,24% de las publicaciones.

Por ello los países hispanohablantes deben promover revistas donde puedan indexarse artículos de los miles de científicos repartidos en más de una veintena de países que trabajan en español. Y eso es así por dos motivos: porque las publicaciones de referencia están en esa lengua, y porque los artículos de impacto que reconocen los méritos académicos del científico y que le permiten su promoción profesional, sólo puede hacerlo en esa lengua.

Según el catedrático de la Universidad de Murcia, José Antonio Oller Berber, el 60% de los méritos que reconoce la ANECA a los investigadores para reconocerles la excelencia de su trayectoria científica durante los últimos seis años está vinculado a este factor. Es decir, indexar artículos en publicaciones de calidad. Y la inmensa mayoría de éstos se publican en inglés. De esta forma esta lengua acapara la práctica totalidad de la producción científica hispana, aunque la investigación se haya realizado en español o en otra lengua.

La medida no es baladí, ya que «de publicar o no en este tipo de revistas dependen si se otorga a dicho investigador un aumento salarial, una plaza de duración parcial o indefinida en un centro de investigación o universidad, un premio, un proyecto o beca que supone el montante económico con el que el investigador deberá hacer frente a los gastos de su investigación, incluyendo material de distinta índole, gastos de viajes y dietas, posible contratación de ayudantes, etc», asegura el catedrático de la UMU José Antonio Oller.

En torno a esta necesidad se ha creado incluso un lucrativo negocio cobrando por artículo publicado en lugar de por calidad del trabajo de investigación presentado por el investigador, pervertiendo así la comunicación científica incluso con la publicación de artículos con un impacto cero en la sociedad, según publicó Nova Ciencia en su número de septiembre de 2023 (Páginas10-13). Según esta revista de divulgación científica a un investigador hispano puede costarle hata 10.000 euros publicar su trabajo en una de estas publicaciones, en inglés.

Según José Antonio Oller, «ninguna otra lengua puede competir actualmente con el inglés por lo que respecta a lengua vehicular para publicar los resultados de las investigaciones originales en la frontera del conocimiento. Esto hace que, por extensión, las grandes reuniones y congresos científicos internacionales también sean organizados en la misma lengua».

Desarrollar una Inteligencia Artificial, en español

Posicionar al español en las tecnologías del lenguaje es otro de los restos a los que se enfrenta el español

Según el profesor venezolano Carlos Leáñez Aristimuño «El tiempo apremia. En el tiempo que se escriben estas líneas Microsoft, Google y Open AI usan la Intelingencia Artificial para convertir lo que decimos en macrodatos y toman decisiones instantáneas. Lo más probable es que estas herramientas desplacen al único elemento de vertebración con que ahora mismo cuenta la lengua española, como son las Academias de la Lengua».

Según este profesor, miembro de IPEG, «la postura de las Academias del español en el mundo digital es como ver molinos donde en realidad hay gigantes tecnológicos, armados con herramientas tecnológicas de un potencial inimaginable. Los instrumentos tradicionales de política lingüística, los diccionarios, gramáticas y ortografías, tienen un impacto muy reducido en comparación con este arsenal intelingente».

El IPEG considera un acierto por parte de España de la puesta en marcha de «MarIA», el primer sistema de inteligencia artificial masivo y experto en comprender y escribir en lengua española. Pero considera imprescindible que esta herramienta esté coordinada con los países hispanohablantes, que representan más del 92% de los hablantes de español.

Formar a las élites científicas, en español

Otro ámbito donde hay margen para fomentar el español en la ciencia es la formación de las próximas élites científicas en su propia lengua vernácula. Esto se debe a que los libros de texto para las asignaturas científicas más especializadas empleados para los estudios de grado y de maestría en las universidades de los países de lengua española están casi exclusivamente en inglés.

Para los científicos alemanes, y en buena medida para los franceses, esta situación está mucho más controlada a pesar de que el número de hablantes es infinitamente más reducido. Así los científicos que trabajan en estas dos lenguas sí cuentan con monográficos científicos especializados.

Según el catedrático en Física Teórica José Antonio Oller «soy profesor de una asignatura de cuarto de grado que posibilita una iniciación a la Teoría Cuántica de Campos. Sobre esa disciplina en español sólo he podido encontrar por internet libros poco más que divulgativos, y dos libros publicados por editoriales asociadas a universidades, de carácter eminentemente local. Por el contrario, si se hace una búsqueda en alemán de Quantenfeldtheorie se encuentran muchos libros de texto en alemán. Muchos de ellos de la editorial científica Springer.

Contar con libros de texto en español para el estudio de materias científicas especializadas permitiría crear un lenguaje normalizado para referirse a conceptos científicos que habitualmente se conocen en inglés. Hoy en día, el modo en que se traducen dichos conceptos es algo casi personal, propio de cada investigador. En el mejor de los casos se tienen términos que se han normalizado de una determinada manera para un país de habla española, mientras que otros los refieren de otra manera.

Este experto también considera importante que los futuros científicos dispongan de una bibliografía de prestigio en español, ya que esta medida ayudaría a crear entre ellos un mayor sentimiento de pertenencia a una familia hispana al haber experimentado de primera mano que esta lengua es igualmente apta para el aprendizaje y el quehacer científico de calidad.

«Por supuesto, los científicos de países hispano hablantes usan el español en sus comunicaciones personales y profesionales con otros colegas hablantes en español, pero muchas veces esta comunicación está plagada de neologismos y barbarismos», añade este experto miembre del IPEG.

Intensificar los lazos de los científicos hispanos

Finalmente, este científico también apunta a la necesidad de que se intensifiquen los lazos entre organizaciones científicas de distintos países de lengua española. En física ya hay ciertas iniciativas a ese respecto en América, como son el Centro Latino-Americano de Física (CLAF) con sede en Brasil, o la Escuela Latinoamericana de Física (ELAF) promovida por México, organismos a los que no pertenece España. En cambio los países hispanohablantes sí están en organizaciones en las que participan países que nada tienen que ver con el ámbito hispánico.

El español se enfrenta a múltiples retos en el ámbito de la ciencia. Y todos requieren soluciones panhispánicas, que el IPEG espera sean tratados en la próxima Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno en Quito.

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Pide a los países hispanohablantes que aúnen recursos y estrategias para llevar a cabo acciones conjuntas como la promoción de revistas científicas indexadas en español. Según un informe de la Fundación Telefónica, el español es la quinta lengua en artículos indexados en español, con sólo el 0,24% frente al 97% del peso del inglés.

El IPEG también pide a los gobiernos de los países hispanohablantes que le reconozcan a los investigadores sus méritos académicos y científicos por publicar en revistas científicas en español.

También demanda un esfuerzo coordinado de todos los países hispanohablantes para desarrollar una Inteligencia Artificial en español

El español es una lengua global hablada por cerca de 600 millones de personas. Pero su peso científico es nulo comparado con el inglés. Según el Instituto Cervantes «la producción científica agregada de Estados Unidos, Canadá, Australia y el Reino Unido es siete veces superior a la generada por el conjunto de los países hispanohablantes».

Idioma español en el mundo

Para invertir esa tendencia el Instituto Panhispánico para el Español Global IPEG pide a los jefes de estado y de gobierno de la próxima Cumbre Iberoamericana que se celebrará en Quito (Ecuador) que incluyan en la agenda una línea de trabajo para fomentar el español en la Ciencia.

Desde el IPEG se es consciente de que la gestión del idioma común debe hacerse de forma compartida por todos os países hispanos, y para ello se necesitan de medidas e instituciones supranacionales que coordinen dichas políticas para apuntalar nuestra lengua como una verdadera herramienta global de comunicación. Entre estas medidas estarían:

Fomento de revistas científicas de indexación de artículos en español

Según la obra El español, lengua de comunicación científica, editado por la Fundación Telefónica y la editorial Ariel, en la base de datos SCI, que indexa 8.300 revistas especializadas de 150 disciplinas científicas, el 97% de sus más de siete millones de artículos publicados entre 2005 y 2010 está en inglés. El alemán es el segundo idioma, con un porcentaje inferior al 1%. Y el español aparece como quinta lengua, con un ínfimo 0,24% de las publicaciones.

Por ello los países hispanohablantes deben promover revistas donde puedan indexarse artículos de los miles de científicos repartidos en más de una veintena de países que trabajan en español. Y eso es así por dos motivos: porque las publicaciones de referencia están en esa lengua, y porque los artículos de impacto que reconocen los méritos académicos del científico y que le permiten su promoción profesional, sólo puede hacerlo en esa lengua.

Según el catedrático de la Universidad de Murcia, José Antonio Oller Berber, el 60% de los méritos que reconoce la ANECA a los investigadores para reconocerles la excelencia de su trayectoria científica durante los últimos seis años está vinculado a este factor. Es decir, indexar artículos en publicaciones de calidad. Y la inmensa mayoría de éstos se publican en inglés. De esta forma esta lengua acapara la práctica totalidad de la producción científica hispana, aunque la investigación se haya realizado en español o en otra lengua.

La medida no es baladí, ya que «de publicar o no en este tipo de revistas dependen si se otorga a dicho investigador un aumento salarial, una plaza de duración parcial o indefinida en un centro de investigación o universidad, un premio, un proyecto o beca que supone el montante económico con el que el investigador deberá hacer frente a los gastos de su investigación, incluyendo material de distinta índole, gastos de viajes y dietas, posible contratación de ayudantes, etc», asegura el catedrático de la UMU José Antonio Oller.

En torno a esta necesidad se ha creado incluso un lucrativo negocio cobrando por artículo publicado en lugar de por calidad del trabajo de investigación presentado por el investigador, pervertiendo así la comunicación científica incluso con la publicación de artículos con un impacto cero en la sociedad, según publicó Nova Ciencia en su número de septiembre de 2023 (Páginas10-13). Según esta revista de divulgación científica a un investigador hispano puede costarle hata 10.000 euros publicar su trabajo en una de estas publicaciones, en inglés.

Según José Antonio Oller, «ninguna otra lengua puede competir actualmente con el inglés por lo que respecta a lengua vehicular para publicar los resultados de las investigaciones originales en la frontera del conocimiento. Esto hace que, por extensión, las grandes reuniones y congresos científicos internacionales también sean organizados en la misma lengua».

Desarrollar una Inteligencia Artificial, en español

Posicionar al español en las tecnologías del lenguaje es otro de los restos a los que se enfrenta el español

Según el profesor venezolano Carlos Leáñez Aristimuño «El tiempo apremia. En el tiempo que se escriben estas líneas Microsoft, Google y Open AI usan la Intelingencia Artificial para convertir lo que decimos en macrodatos y toman decisiones instantáneas. Lo más probable es que estas herramientas desplacen al único elemento de vertebración con que ahora mismo cuenta la lengua española, como son las Academias de la Lengua».

Según este profesor, miembro de IPEG, «la postura de las Academias del español en el mundo digital es como ver molinos donde en realidad hay gigantes tecnológicos, armados con herramientas tecnológicas de un potencial inimaginable. Los instrumentos tradicionales de política lingüística, los diccionarios, gramáticas y ortografías, tienen un impacto muy reducido en comparación con este arsenal intelingente».

El IPEG considera un acierto por parte de España de la puesta en marcha de «MarIA», el primer sistema de inteligencia artificial masivo y experto en comprender y escribir en lengua española. Pero considera imprescindible que esta herramienta esté coordinada con los países hispanohablantes, que representan más del 92% de los hablantes de español.

Formar a las élites científicas, en español

Otro ámbito donde hay margen para fomentar el español en la ciencia es la formación de las próximas élites científicas en su propia lengua vernácula. Esto se debe a que los libros de texto para las asignaturas científicas más especializadas empleados para los estudios de grado y de maestría en las universidades de los países de lengua española están casi exclusivamente en inglés.

Para los científicos alemanes, y en buena medida para los franceses, esta situación está mucho más controlada a pesar de que el número de hablantes es infinitamente más reducido. Así los científicos que trabajan en estas dos lenguas sí cuentan con monográficos científicos especializados.

Según el catedrático en Física Teórica José Antonio Oller «soy profesor de una asignatura de cuarto de grado que posibilita una iniciación a la Teoría Cuántica de Campos. Sobre esa disciplina en español sólo he podido encontrar por internet libros poco más que divulgativos, y dos libros publicados por editoriales asociadas a universidades, de carácter eminentemente local. Por el contrario, si se hace una búsqueda en alemán de Quantenfeldtheorie se encuentran muchos libros de texto en alemán. Muchos de ellos de la editorial científica Springer.

Contar con libros de texto en español para el estudio de materias científicas especializadas permitiría crear un lenguaje normalizado para referirse a conceptos científicos que habitualmente se conocen en inglés. Hoy en día, el modo en que se traducen dichos conceptos es algo casi personal, propio de cada investigador. En el mejor de los casos se tienen términos que se han normalizado de una determinada manera para un país de habla española, mientras que otros los refieren de otra manera.

Este experto también considera importante que los futuros científicos dispongan de una bibliografía de prestigio en español, ya que esta medida ayudaría a crear entre ellos un mayor sentimiento de pertenencia a una familia hispana al haber experimentado de primera mano que esta lengua es igualmente apta para el aprendizaje y el quehacer científico de calidad.

«Por supuesto, los científicos de países hispano hablantes usan el español en sus comunicaciones personales y profesionales con otros colegas hablantes en español, pero muchas veces esta comunicación está plagada de neologismos y barbarismos», añade este experto miembre del IPEG.

Intensificar los lazos de los científicos hispanos

Finalmente, este científico también apunta a la necesidad de que se intensifiquen los lazos entre organizaciones científicas de distintos países de lengua española. En física ya hay ciertas iniciativas a ese respecto en América, como son el Centro Latino-Americano de Física (CLAF) con sede en Brasil, o la Escuela Latinoamericana de Física (ELAF) promovida por México, organismos a los que no pertenece España. En cambio los países hispanohablantes sí están en organizaciones en las que participan países que nada tienen que ver con el ámbito hispánico.

El español se enfrenta a múltiples retos en el ámbito de la ciencia. Y todos requieren soluciones panhispánicas, que el IPEG espera sean tratados en la próxima Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno en Quito.

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